JRJ2.
JRJ. TOCAR LOS ARBOLES
Madrid, Chamartín 2019 128 m2
La arquitectura de una vivienda debe ser una suma de tamices, nunca barreras, que dejen pasar la luz y nos ayuden a descubrir de forma gradual los diferentes espacios que la integran.
La vivienda, mono-orientada, estaba fragmentada en muchos pequeños espacios, y conectados por muchas puertas y sus proporciones eran alargadas y profundas de manera que todos los espacios estaban muy desequilibrados en cuanto a luz, muy iluminados junto a la ventana y muy oscuros hacia el fondo de la casa.
El primer paso fue entender bien la estructura de la casa que marcaba un eje muy claro entre lo que podían ser espacios “servidores” y servidos. Se dejaron atrás baños y cocina para poder permitir ensanchar el resto de espacios y así permitir que se llenaran de luz.
Para los baños, que quedan en los espacios oscuros de la casa, se apuesta por tonos tenues que dan intimidad a estos espacios. El baño principal se reviste de microcemento y piedra. En el baño de los niños, el protagonista es un azulejo artesanal.
En la habitación de los niños se juega con la escala, para que se adapte al tamaño y la luz necesaria para un niño. Se crea un nicho revestido en papel pintado para ubicar la cama, dejando la zona de juegos en la zona con mayor luz natural.
La eliminación y redistribución de tabiques que antes conformaban espacios estrechos y profundos, da paso a nuevos espacios inundados de luz y más abiertos a la calle.
Esta situada en pleno centro de Madrid y sin embargo, parece, que desde todas las estancias se pueden tocar los arboles.